La agricultura sigue siendo un negocio tecnológico en auge

Los avances en agricultura son muy prometedores, tanto en lo referido a la genética, la ingeniería biológica, la microbiología y a la sofisticación y automatización de las herramientas…

La agricultura sigue siendo un negocio tecnológico en auge

Los avances soñados por la ciencia ficción podrían estar mucho más cerca de lo esperado.

Las diversas áreas del saber humano se ven permeadas por el brazo potente de la ciencia y la tecnología, que día a día nos ofrecen un mayor entendimiento del mundo que nos rodea y una mayor capacidad para utilizarlo en nuestro beneficio.

Nuevas vacunas para enfermedades o nuevos métodos de diagnóstico, nuevos tratamientos para mejorar los cultivos y nuevas plataformas para agilizar y conectar nuestras vidas; el futuro, definitivamente, es hoy.

La agricultura no ha permanecido inmutable en ese sentido. Los avances en este campo son muy prometedores, tanto en lo referido a la genética y la ingeniería biológica, la microbiología y a la sofisticación y automatización de las herramientas. El campo, de cara al futuro, puede perfectamente ser parte de la vanguardia tecnológica, y en esta nota te explicaremos cómo y por qué.

Avances para una vida más resistente

La llamada biotecnología, o tecnología de mejoramiento genético, ha protagonizado muchos de nuestros sueños (y pesadillas, seamos sinceros) por saldar la enorme y creciente demanda alimentaria mundial.

No basta con producir más y colmar los mercados: se trata de un problema largamente advertido y de profunda preocupación en las diversas comunidades científicas.

Así, una solución cada vez más en boga consiste en mejorar las cepas existentes de los productos agrícolas de alto consumo para lograr genotipos idóneos: resistentes a condiciones adversas, abundantes y de mucha mayor adaptabilidad.

En ese sentido, avances recientes en métodos de identificación del genoma, así como en el procesamiento masivo de datos brindan un suelo firme para el avance hacia alimentos mejorados.

Del mismo modo, se persigue el desarrollo de cepas resistentes a herbicidas, de modo de abaratar y masificar la lucha contra malezas dañinas y difíciles de combatir sin perjudicar a la siembra.

Soluciones en pequeño

Otro gran problema para los cultivos lo representan las plagas y enfermedades de rápido esparcimiento, como la roya.

En ambos campos se esperan próximos y poderosos avances, a través de la puesta en marcha de nuevos microorganismos que desactiven el contagio de las enfermedades y de inserciones genéticas que hagan al cultivo menos atractivo a los insectos parasitarios (como los lepidópteros o los hemípteros).

De manera semejante, existe la aplicación de agentes biológicos que potencian la absorción de nutrientes una vez sembrado el cultivo, o protegen la semilla en los pasos previos a su germinación o su plantado.

Todo esto es el producto de años de intensa búsqueda en laboratorios y experimentación en cultivos, no siempre con los mejores resultados pero sí con el rumbo firmemente puesto en las necesidades puntuales a resolver.

No en balde las empresas realizan grandes inversiones en el agro y en desarrollar sus potencias: se trata de una apuesta a futuro que, eventualmente, podría significar un salto adelante en materia alimentaria y agroindustrial.

Una maquinización inteligente

Hace poco que el desarrollo del agro se modernizó en la mayoría de los países del mundo, incorporando maquinaria y herramientas potentes en donde antes había sólo animales. Pero la carrera dista mucho de haberse acabado.

Aparatos tan aparentemente simples como un medidor de humedad para cereales y alfalfa, por ejemplo, derivan de un modelo de desarrollo del agro a partir del aprovechamiento tecnológico más potente, que en el panorama actual podría perfectamente crecer hacia la inteligencia artificial.

Sensores más potentes y pertinentes para acompañar la caída de la semilla y permitir siembras más precisas, pulverizaciones puntuales de parte de sofisticados equipos con central de evaluación metereológica incorporados, utilización de imágenes satelitales o manejo a tiempo real y a distancia de motores de riego… parecen ideas sacadas de una película, pero son hoy la más tangible realidad.

A través de estas tecnologías se busca en muchos países agrandar la plataforma de siembra y hacerla mucho más eficaz, no sólo en su productividad inmediata, sino en la recaudación y procesamiento de datos provenientes del suelo, de los sembradíos y de la propia industria que, a largo plazo, resulten también útiles para una evaluación más fidedigna y más inteligente de nuestro entorno, de cara a ciertas predicciones necesarias en la materia.

Con esto último se podría evitar justamente la sobreutilización de métodos fertilizantes que, a la larga, pudieran resultar perjudiciales económica y biológicamente, facilitar la logística de obtención y la comercialización de los productos, amén de garantizar ciertos cuidados al debido proceso, tales como la incorporación en herramientas automatizadas de una aplicación inteligente para evitar accidentes humanos.

¿Quién dijo que la agricultura era un oficio atrasado?

Enfrentando un porvenir tecnológico y con sus prioridades bien claras, esta actividad absolutamente vital para la supervivencia de nuestra especie podrá estar a tono con los requerimientos acumulados durante siglos de un desarrollo humano desigual, que sentencia al hambre a centenas, pudiendo finalmente dar los primeros pasos en ese ideal incumplido de la ONU para el año 2000: erradicar el hambre de la faz de la tierra.

Author: Lean Mind

MBA (exchange), Entrepreneurship, Startups and VC - IE Business SchoolIE Business School. ● Full-time MBA, Business Administration and Management - The Australian Graduate School of Management (AGSM) @ UNSW Business School. ● Doctorado en Fisiología y Nutrición, Ciencias de la Nutrición - Universidad de Navarra.

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