La palabra aceite proviene del árabe azzáyt, jugo de la aceituna, y acusa una historia económica tan larga como fructífera entre el hombre y los diversos aceites naturales.
La explotación del olivo, en su época, fue fuente de empleo y riquezas a las culturas mediterráneas y orientales, permitiendo no sólo la conservación y cocción de alimentos, sino también numerosos tratamientos y procedimientos químicos que, desde ya, prometían el despertar de toda una industria.
Hoy en día, las cosas han cambiado, pero no tanto: la demanda de aceites naturales como materia prima en diversos circuitos manufactureros, o incluso para sectores naturistas y de consumo más singularizado, se mantiene como una constante universal, potenciada recientemente por la explosión de la venta online, que aproximó radicalmente los más diversos productos a sus públicos consumidores por excelencia.
Un compuesto que vuelve a nacer en el mercado
Los aceites forman parte de la vida. Los ácidos grasos esenciales, por ejemplo, son sustancias elementales para la vida, que al no ser sintetizados por nuestro organismo deben consumirse por fuera. La explotación del aceite ha permitido satisfacer esa necesidad dietética, pero también complementarla con una variada oferta de aceites comestibles, como el de oliva, de canola, de semillas de girasol o de ajonjolí (el primero conocido y en utilizarse de esta manera).
Por lo visto, los tiempos vuelven a pedir este tipo de aditivos nutricionales: La compra de aceites vegetales en internet es una de las principales de la oferta ecológica y naturista de la red, lo cual apunta a un público potencial de millones de compradores interesados.
Algo que revela la necesidad puntual de miles de cibernautas de saltarse las grandes cadenas de comercialización del aceite y acudir de nuevo a los nichos puntuales, a la compra en pequeña escala, lo cual es un fenómeno mundialmente registrado gracias a las nuevas tecnologías de comunicación y venta rápida.
Toda un área de emprendimiento por redescubrir
Si a eso sumamos las utilizaciones medicinales, así como su incorporación en la perfumería y la cosmética, constataremos que la venta de aceites naturales dista mucho de ser un nicho copado por las grandes productoras industriales.
Un vistazo al catálogo de herbolarios y de tiendas online especializadas es suficiente para entender la amplitud del mercado aceitero natural. La más amplia variedad de sustancias provenientes de frutos (coco, argán, calabaza, oliva), arbustos (jojoba, palma) o semillas y cereales (almendras, germen de trigo, semilla de uvas) ofrece una gama de aplicaciones nutricionales y cosméticas insospechada por nuestros antiguos cultivadores mediterráneos.
En un mundo cuyos valores de consumo empiezan la lenta reversión hacia los sectores tradicionales o alternativos, dejando de lado el frenesí de los mercados típicos del siglo XX, este y otros productos de tradición milenaria reaparecen como el fénix, para ocupar un lugar creciente a la cabeza de los mercados minoristas.
La farmacia y la medicina tradicional son perfectos ejemplos de ello: la desconfianza hacia las trasnacionales de la salud es notoria y las consecuencias de sus políticas mundiales empujan hacia una saturación de mercado que florece en otras direcciones. Lo mismo la industria cosmética, cuyas prácticas polémicas y bombardeo propagandístico no han sabido renovar sus productos de cara a un público menos ávido de cánones inalcanzables de belleza. Minoritario aún, tal vez, pero nada despreciable.
De vuelta al inicio: el comercio del reset
¿Significa esto que los grandes mercados mayoristas han llegado a su fin? Probablemente no. Pero sí que hay vertientes, necesidades puntuales, que no siempre están siendo satisfechas, al menos en cuanto a lo que refiere a productos de esta naturaleza.
La oportunidad del mercado 2.0 radica, precisamente, en la implementación de un modelo de negocios que privilegie esa sensación de nuevo contacto con lo natural, que remonte la escalada del vintage y las nostalgias de época para vislumbrar este chance de emprendimiento. Las promesas de crecimiento son buenas, rápidas y prominentes, siempre y cuando se entienda lo que hay detrás de la simple venta online de un producto cual sea.
Los aceites son apenas un ejemplo. Un mundo entero está comprando la consigna del back-to-basics. Conviene escuchar a tiempo la sirena. Los buenos emprendedores están siempre conscientes de ello.
Imagen: Satheesh Sankaran · Pixabay