A la hora de plantearnos la compra de un electrodoméstico no sólo nos debemos fijar en el precio del producto y su estética, sino también y sobre todo en su clasificación energética ya que marcará el consumo de energía del aparato a largo plazo y por tanto el importe de nuestras facturas de la luz. En electrodomésticos como las neveras, que están 24 horas al día enchufadas durante 10 años de media, es casi obligatorio adquirirlas de clasificación energética A+++ ya que supone un ahorro anual medio de 145 € en la factura de la luz respecto a la clasificación A.
Para poder elegir el electrodoméstico que mejor se adecue a nuestras necesidades hay tiendas especializadas locales, como Hermanos Pérez, que disponen de asesores profesionales nos podrán orientar en la compra además de ofrecernos muy buenos precios y así evitar imprevistos, más allá de las grandes superficies internacionales donde prácticamente no recibes atención comercial.
Con el paso del tiempo, los electrodomésticos gozan de una tecnología más avanzada que les permite ser mucho más eficientes. Esto significa que, por ejemplo, un lavavajillas moderno puede consumir menos de la mitad en agua y consumo de detergente que un lavaplatos de hace una década.
De hecho, renovar todos estos aparatos es la mejor forma de ahorrar en el hogar. Dado que son productos que deben usarse de forma habitual y que, además, suelen tener un consumo de luz alto, suelen ser los que más elevan las cifras de esas facturas que llegan a fin de mes a casa. O al menos así era antes.
Los frigoríficos modernos, sin ir más lejos, están diseñados para conseguir la misma capacidad refrigerante que los antiguos, pero a cambio de un consumo mucho menor. Una clara prueba de cómo la modernización de los componentes y de los procesos de fabricación permite conseguir mejores resultados en materia de eficiencia.
Todo un cambio que viene alimentado por el afán de reducir el gasto en el hogar, pero también por ayudar al medio ambiente. Fabricar electrodomésticos y generar electricidad son procesos que suelen estar acompañados de unas emisiones nocivas para el entorno, y además se traducen en un uso que también ataca al medio ambiente por la necesidad de contar con energía eléctrica. Por eso, las grandes marcas abogan cada vez más por hacer aparatos más refinados, que se alejen por completo de la contaminación.
Así, la próxima vez que te animes a buscar electrodomésticos de bajo precio, piensa que puedes gastar un poco más de lo que esperabas para hacerte con una que te ayude a ahorrar en luz y que, además, te permita ayudar un poco más a ese planeta en el que todos vivimos.
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