Las estadísticas afirman que al menos 30 millones de empleados estadounidenses hacen el trabajo de la oficina en casa al menos una vez cada semana.
Un método en alza, pues conviene en principio a ambas partes: el empleado se siente a gusto trabajando a distancia y la empresa se ahorra el tiempo de espera o el pago de las instalaciones necesarias para albergar a un equipo.
Sin embargo, trabajar desde casa puede parecer la solución para muchos, al no tener que soportar el tráfico para ir a la oficina, ni vestirse de corbata, ni lidiar siempre con los tiempos del otro, pero también puede ser una fuente constante de distracciones y bajísima productividad, ya que el entorno seguro del hogar está diseñado, inicialmente, para otras actividades.
En ese sentido, conviene tener en mente algunos consejos para organizar tu lugar de trabajo, sobre todo si te dedicas al trabajo freelance y corres contra el reloj de tu propia energía. ¿Cómo hacer de tu hogar un lugar placentero y productivo?
Construye tu trabajo ideal en casa
Dividiremos nuestras recomendaciones para tu espacio de trabajo casero en 3 categorías: respecto al espacio de trabajo, respecto a tu escritorio y respecto a ti mismo.
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Respecto al espacio de trabajo
Las recomendaciones respecto al área de trabajo en casa son sencillas y tienden a la naturalidad. Lo ideal es que sea un espacio iluminado (luz natural, preferiblemente), de buena temperatura (ni muy caliente, ni muy frío) y pintado con colores amables (tonos neutros de color).
Se trata de que tu espacio de trabajo sea un lugar en el que puedas permanecer concentrado sin sentirte agobiado por nada y sin tener demasiadas excusas para no sentarte a trabajar. De la misma manera, elimina las posibles fuentes de distracción, como televisores o teléfonos o mascotas que demanden mucha atención.
Recuerda que es preferible un rato intenso de trabajo concentrado, que largas horas de trabajo lento y dubitativo.
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Respecto a tu escritorio
Tu escritorio tendría que ser un lugar donde te sientas a gusto. Plantas, música relajante u objetos inspiradores (fotografías, citas, cuadros) son siempre un aliado ideal para tener sobre la mesa.
Procura, sin embargo, no atiborrar tu escritorio de cosas. Deja un espacio amplio para ti y para tu computadora y tus apuntes, de manera que no estés asediado e incómodo sin necesidad. Todo lo que esté sobre el escritorio tendría que ser concerniente al trabajo que haces.
Por último, ten a mano todo lo que necesitas, para no interrumpir tu concentración buscando un bolígrafo, un borrador o el cable de alimentación de la computadora.
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Respecto a ti mismo
Dos consejos fundamentales para empezar la jornada laboral casera: desayuna bien y luego dúchate y vístete. Claro, es cómodo trabajar en pijama en la cocina, pero te refuerza la idea contraria del horario de trabajo, pudiendo hacer que o bien te entregues a la vagancia, o trabajes el día entero y te descuides a ti por completo. Ninguno de los extremos es saludable.
Recuerda darte pausas breves y amenas. Así podrán ser incluso frecuentes (no demasiado). No intentes trabajar mientras preparas el almuerzo o arreglas el mando del televisor. Perderás varias horas en ello y no harás bien ninguna de las dos. Preferible es pausar, hacer algo distinto y luego volver a concentrarte y seguir adelante.
Esta guía de organización del trabajo casero te será muy útil para escindir el trabajo del placer y mantener el balance en tus labores caseras. La productividad, a fin de cuentas, no tiene por qué estar reñida con los placeres y la comodidad, pero cuidado con la flojera y la desidia.