Nada dura para siempre. Ni en el mundo corporativo ni en ningún otro. Así que asumir el cambio como algo natural es la mejor perspectiva para estar siempre a la vanguardia.
Claro que algunos cambios son más trascendentes que otros, considerados más bien estéticos o decorativos. Pero un buen empresario sabe que no existe nada superfluo cuando se trata de los detalles que representan de cara al público a su organización.
Teniendo eso en cuenta, conviene pensar muy bien los detalles de una buena imagen corporativa. ¿Cuándo cambiarla? ¿Cómo saber que ha llegado el momento de un refrescamiento? Aquí te daremos algunas claves para averiguarlo.
¿Cuándo deberíamos cambiar la imagen corporativa?
Revisemos brevemente los casos en que conviene cambiar la imagen corporativa de tu empresa.
1. Cuando la empresa ha dado sus primero pasos
El momento del despegue, obviamente, requerirá de la creación de una identidad gráfica que sirva para representar a tu organización y darla a conocer, darle una personalidad propia. En ningún momento deberías prescindir de semejante herramienta: sin identidad gráfica, tu empresa será mucho más difícil de reconocer en el mundo contemporáneo, veloz y multitudinario.
2. Cuando la empresa se ha establecido en su nicho
Esta es una buena oportunidad para remodelar la imagen de tu organización, que habrá alcanzado por fin un nivel de definición mucho mayor, más certero. Puede ser incluso que tenga un perfil distinto al que inicialmente pretendía, así que es el momento idóneo para una actualización.
3. Cuando el diseño anterior es mejorable
Un buen consultor gráfico podría ayudarte con esto. Si sientes que la imagen corporativa no es precisamente atractiva, o no refleja el espíritu de tu empresa, o simplemente te parece fea, quizá sea el momento de replantearla en términos mucho más potentes y significativos.
4. Cuando ha cambiado el nombre o la estrategia de la empresa
Un cambio tan significativo como el modelo de negocios o el nombre mismo de la organización, debería verse reflejado en la identidad gráfica que la represente. De esa manera se preservará el vínculo necesario entre lo que tus clientes perciben y las labores que les ofrece tu empresa.
5. Cuando aparecen nuevas líneas de negocio
Un crecimiento repentino de la startup, una inesperada inversión que desencadena nuevas opciones, en fin, cualquier añadidura corporativa tendría también que contar con su espacio dentro de la imagen corporativa. Tal vez no en una nueva, pero sí en un replanteamiento más versátil.
Si tienes en cuenta estas directrices, sabrás bien qué tipo de cambio de imagen te conviene y cuándo, así como qué estrategias gráficas solicitar de tu equipo de diseño o de tus consultores artísticos. Recuerda, la imagen es mucho más que un asunto puramente cosmético: es el contenido mismo de lo que proyectas al mercado.
Comparte este artículo con tus redes sociales y ayúdate a conseguir la imagen corporativa adecuada para tu empresa. ¡El éxito puede estar a la vuelta de la esquina!
Imagen: Freepik