Dicen que si uno quiere saber adónde ir, es siempre una buena idea mirar sobre el hombro. La historia está llena de historias de éxito inspiradoras, entusiasmantes, que bien nos podrían dar esa claridad de visión necesaria a la hora de proyectar nuestro negocio.
En este post te presentamos a tres de los más grandes emprendedores de todos los tiempos: tres empresarios que supieron dar forma y continuidad a sus sueños, y que hoy recordamos con esa nostalgia con que miramos a los verdaderos héroes.
Henry Ford
El apellido Ford tiene un lugar especial en la historia del emprendimiento mundial. A Henry Ford se le considera fundador de la compañía de automóviles que lleva su nombre e inventor de las cadenas de producción modernas que permitieron la industrialización en masa.
Con apenas una educación elemental a cuestas, este norteamericano nacido en Dearborn en 1863 y muerto en 1947, inició sus días laborales como un técnico maquinista en Detroit. Su lucidez de pensamiento y espíritu emprendedor le dejaron ver, desde edades tempranas, el potencial escondido en los primeros autos de Daimler y Benz, empresarios alemanes cuyos primeros modelos aparecieron en 1885. Desde entonces empezó el joven Ford a interesarse en la industria automotriz y a planificar sus propios modelos, que revolucionaron luego el campo de los motores, como el célebre Ford T.
La Ford Motor Company obtuvo alrededor de 161 patentes registradas solo en los EEUU, lo que convirtió a Henry, su único dueño, en una de las personas más ricas del mundo. El secreto de su éxito estuvo en la visión, pero no sólo de modelos más potentes y económicos que los que aparecían en el mercado, sino de las estrategias masivas de producción que le permitieron fabricar sus automóviles en serie y literalmente inundar el mercado.
Dicho sistema consistía en la adquisición y uso de maquinaria muy especializada y de una plantilla enorme de trabajadores con un nivel de salario muy por encima del ofrecido en el mercado. Eso y su inventiva, puesta al servicio del abaratamiento de los costos mecánicos de la cadena, le aseguraron un lugar privilegiado en la competencia y la historia.
Este sistema de trabajo, denominado fordismo, le permitió tener siempre el consumismo como norte y estrategia, hasta llegar a anunciar franquicias de su empresa en cada provincia de los Estados Unidos y Canadá, así como en las principales ciudades de los cinco continentes.
Walt Disney
¿Existe alguien que no haya oído hablar de Walter Elías Disney hoy día? Empresario de la industria cinematográfica estadounidense nacido en Chicago, Illinois en 1901 y muerto en 1966, es célebre no sólo por el triunfo absoluto de sus criaturas animadas como Mickey Mouse y otros personajes de Disneyland, sino también por haber jugado un rol destacado en el imaginario norteamericano de entreguerras, abarcando la industria fílmica y del cómic con igual éxito rotundo.
Sus esfuerzos por perfeccionar la técnica del dibujo animado no sólo rindieron frutos económicos a la naciente empresa de entretenimiento, sino que integrados a su visión del cine como una industria con un futuro brillante, permitieron crear un verdadero emporio que llevó a sus historietas a conquistar los mercados del mundo entero. Disney supo leer la necesidad de reconciliación y esperanza en una época signada por la violencia y las enormes tragedias occidentales, como la Segunda Guerra Mundial y el bombardeo de Hiroshima, o las tensiones de la subsiguiente Guerra Fría, y más importante aún, supo satisfacerla de un modo original, novedoso y rentable.
Mark Zuckerberg
El enfant terrible de la lista, nacido en 1984 en White Plains, EEUU, se hizo a sus 28 años fundador de la mayor red social existente en el mundo: Facebook. Una empresa brutalmente rentable que no sólo no ha detenido su expansión, sino que revolucionó la manera de hacer negocios a través de Internet y propuso un nuevo modelo de inversión comparado, por muchos, con la Revolución Industrial en el siglo XIX.
Lo que en sus inicios no fue sino un software universitario para la interacción social y crear redes de contactos, logró convertirse, de la mano de la Revolución Digital de principios de siglo XXI, en dueño de los distintos espacios de virtualidad del ciudadano común, integrando computadores con conexión a Internet, teléfonos digitales, tablets, etc.
En 2006 Facebook era un éxito mundial, con 64 millones de usuarios inscritos en países de habla inglesa nada más, y en 2008 se lanzó en otros idiomas para coronar su conquista de la llamada vida 2.0.
Hay muchos ejemplos más de inspiración, evidencia de que se puede triunfar en el mundo empresarial a partir de lo que mejor sabemos hacer y más nos gusta. Comparte estos tres con tus contactos y amigos, y abracemos una cultura empresarial inspiradora, tenaz e innovadora.
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