Emprender es un reto, y como todo reto, intimida. Las grandes decisiones de la vida son así, intensas, nos ponen a temblar y nos hacen dudar de lo que hacemos, de por qué lo hacemos, de qué estamos buscando. Lo importante es atravesar ese mar picado con serenidad y aplomo, teniendo siempre en mente los motivos que nos empujan hacia adelante.
Si eres un joven inquieto y no estás muy seguro al respecto, puede que esta guía te sirva para encontrar tus razones profundas y perderle ese miedo tan natural al emprendimiento. Después de todo, se trata de dar pasos por ti mismo, sin nadie diciéndote qué hacer, y eso puede siempre resultar un desafío.
Permítenos entonces darte cinco razones para emprender a tu edad y así entusiasmarte en ese camino tan vasto y que tienes tantas ganas de recorrer.
5 razones para ser un joven emprendedor
1. Eres el dueño de tu tiempo
Si algo hay en el mundo de hoy que sea tanto o más precioso que el capital y los bienes, es el tiempo. Trabajar, si lo piensas un poco, es cambiar tu tiempo por el dinero de alguien más, que se ve libre de escoger cómo invierte sus horas libremente. ¿Por qué no ser esa persona? Como emprendedor tú decides tus horarios y tus planes de vida, sin necesidad de seguir una estructura pensada por otros de acuerdo a sus necesidades. Emprender es hacerte con el control de tu vida y, claro, con las responsabilidades y obligaciones que ello conlleva. Pero podrás escoger cuáles son.
2. Tienes un estilo propio
La libertad es eso: decidir de qué manera quieres vivir la vida. Y un joven emprendedor está guiado, ante todo, por ese deseo de singularidad, de ser único en un campo que se adecúa a sus pasiones, sus intereses, sus motivaciones profundas. ¿Y quién va a decirte cómo hacerlo sino tú mismo? El mundo avanza gracias a los que desafían las reglas tradicionales.
3. Eres autónomo financieramente
Es decir, generas tu dinero y decides cómo gastarlo. Un emprendimiento no será necesariamente una mina de oro (al menos no de buenas a primeras), pero sin duda se administrará como decidas tú hacerlo, ya que las retribuciones mensuales que decidas otorgarte a ti y a tu equipo de trabajo dependerá no de otros, sino de los logros que juntos hayan podido conseguir. Es un proceso que se retroalimenta: a mayores logros, más dinero y más motivación para futuros éxitos.
4. Eres 100% dueño de tus decisiones
¿Quieres cambiar de ramo, o añadir uno nuevo, o apostar por ese proyecto en el que tienes mucha fe? Ya no te hará falta convencer a nadie, ni suplicar por una oportunidad con el jefe. Tú eres tu propio jefe, así que las decisiones se hacen como tú digas (y las consecuencias se enfrentan de la misma manera, obvio). ¿Por qué esperar años a ganarte el respeto y la confianza de los gerentes, si puedes emprender por tu cuenta y triunfar a tu manera?
5. Crearás algo de la nada
Y aunque no lo creas, ésa es una de las mayores satisfacciones del mundo, ya sea que el emprendimiento triunfe o fracase a mitad de camino. Como dice el proverbio, nadie te quitará lo bailado, y esa experiencia en tu propio negocio será clave para posteriores proyectos, te hará crecer y entender el mundo desde una perspectiva única.
Y por si estas cinco razones no terminan de convencerte, ¿por qué no echas un vistazo a las historias personales de los emprendedores de éxito? Te sorprenderá darte cuenta de lo similares que son al momento que vives y a las necesidades que tienes. Si ellos pudieron, ¿por qué tú no?
Anímate a emprender. ¡El mundo es de aquellos que lo viven a su manera!
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