Emprender es una decisión muy importante en la vida de cualquier persona. No se basa solo en las ganas que se tengan de crear un negocio propio, sino que deben ir acompañadas de una cantidad de acciones que permitan que el proyecto pueda funcionar positivamente, y de acuerdo con las regulaciones de la región en la que se encuentre.
El aspecto legal es desconocido por muchos emprendedores, quienes a menudo suelen descuidarlo y de ahí el fracaso de muchos negocios, especialmente durante los primeros cinco años de su fundación.
Por esa razón, es muy recomendable que a la hora de iniciar una empresa consigas un abogado que te pueda asesorar sobre todos los riesgos legales que conllevan ciertas decisiones. Esto resultará muy útil para generar todos los beneficios posibles, y que tus acciones se traduzcan en ganancias y no en pérdidas.
Esta acción se conoce como “Lawyer Up”, una expresión inglesa que se podría traducir como “abogadízate” y se refiere a que te busques a un abogado, y no solo se aplica a la necesidad de un asesor en el área de los negocios.
Los emprendedores también necesitan resolver sus problemas legales personales para que pueda fluir su negocio. Por ejemplo, se podría presentar algún caso de divorcio, cuyos conflictos por pensiones o por la custodia de los niños podrían llegar a afectar las ganancias de la empresa.
Para un caso de esta índole sería necesario contar con la asesoría de especialistas en temas de pensión alimenticia, como la firma de abogados Beltrán & Asociados, que se asegurarían de cubrir tus espaldas y las de tu negocio.
Por otro lado, existen algunas recomendaciones generales que se deben tener en cuenta para evitar conflictos legales, tanto en el área de los negocios como en el ámbito personal:
No esperar a que se presente el problema
Es lógico que, al iniciar un negocio, el emprendedor esté muy ocupado con todos los asuntos que conciernen a la empresa —como el producto o servicio, la imagen, la publicidad, los recursos, entre otros— y no preste mayor atención a los asuntos legales hasta que se presente el primer problema.
Sin embargo, antes de iniciar el negocio es necesario saber qué tipo de empresa te conviene establecer, cómo es el proceso de la inversión y cuáles son tus responsabilidades legales, tanto con los empleados (contratos), como con el Estado (permisos, impuestos, regulaciones, etc.).
También conviene conocer al detalle el proceso para el registro de la sociedad y de la marca o patente. Este tipo de problemas abundan en las empresas emergentes, por lo que es recomendable contar desde el principio con un abogado que te acompañe en cada acción. Esto podría ahorrarte muchos dolores de cabeza en el futuro.
Atento a los documentos que firmas
Estamos acostumbrados a escuchar que se deben leer las letras pequeñas de los documentos antes de firmarlos, pero, a veces, las prisas nos llevan a no prestarle la atención debida a estos detalles tan importantes.
La firma de contratos abunda durante el establecimiento de una empresa: de arrendamiento, laboral, préstamos, de servicios, de compra o venta, entre otros.
En esos momentos hay que estar sumamente atento porque, a diferencia de lo que muchos creen, los contratos no tienen un formato estándar y hay que analizar muy bien las obligaciones que se generan de ellos, y las condiciones que puedan establecer.
Muchos no entienden la forma en la que estos documentos están redactados, o no se detienen a revisar si las condiciones les convienen. Por todo ello, un abogado siempre te puede ayudar a despejar todas las dudas a tiempo.
