“CEO” es un acrónimo de Chief Executive Officer, es decir, Director Ejecutivo, que se ha instalado en el mundo empresarial globalizado como un término rápido y directo para referir a aquellos que tienen la más alta responsabilidad en la organización y conducción de una empresa.
Un director ejecutivo es una figura vital. Mientras el Presidente se ocupa de las planificaciones generales y la diplomacia, el o los CEO de la compañía se dedican a la dirección operativa, a implementar las estrategias generales y llevar a cabo eso que, en la pura teoría, suena tan sencillo, pero no lo es.
¿Qué debemos, entonces, esperar de un buen CEO? ¿Cuáles son las directrices para tener un excelente rendimiento como CEO? A continuación, hallarás las 5 mejores cualidades de un CEO en nuestros días.
Liderazgo
Parece obvio que para ser un gran CEO debes ser un líder. Y para ello es necesario conocerte a ti mismo, en tus debilidades y fortalezas, para poder también hacerlo con la empresa: conocerla en las buenas y en las malas. Esto será indispensable cuando la empresa requiera decisiones rápidas del CEO y que no pueden ser tomadas a la ligera, ni pueden esperar a la consulta con la Presidencia o la junta de accionistas.
Por demás, un buen CEO da el ejemplo a su enorme lista de subordinados. Tolera las frustraciones, es paciente y respeta a sus subalternos. Un CEO jamás entra a la oficina a los gritos, ni insulta a la persona que le trae malas noticias. No se aferra al poder que la estructura empresarial le brinda, sino que piensa en términos de metas cumplidas y soluciones que implementar.
Eso también pasa por consultar a los demás y no ensoberbecerse, requerir feedback y manejarse de la manera más informada posible. Un buen CEO tiene un oído atento al comentario del chico que sirve el café, si ello fuera necesario.
Tener recursos
Un buen CEO valora la energía. La propia, sobre todo, que le permite dedicarse incansablemente a la conducción de la empresa y a transmitirla a sus diversos equipos de trabajo, por lo que rápidamente se vuelve una parte indispensable de la atmósfera saludable de trabajo. Su presencia potencia la efectividad, la tranquilidad, la seguridad de sus empleados, en lugar de inspirarles terror, nerviosismo o fatiga.
Para ello conviene que un buen CEO se mantenga activo, se ejercite físicamente, se alimente bien y apueste por un modelo de vida que sepa lidiar con el estrés y con las presiones de una manera poco destructiva. Recuerda que siendo CEO tendrás decisiones difíciles en las manos y todos estarán mirando en tu dirección para dar con una respuesta.
Un buen CEO genera un plus de ganas y de vitalidad en su empresa, y no espera que sea ésta la que le brinde a él las ganas de vivir.
Valentía
No debe confundirse la valentía con la temeridad o con la irresponsabilidad. Un CEO no toma decisiones vitales, que pueden costarle el empleo a decenas o cientos de personas, como quien apuesta a la carta que está por venir en el mazo. Pero no por ello debe ser una figura conservadora.
Sus juicios morales, éticos y profesionales deben ser concretos, razonados, pero valientes. Esto significa correr riesgos cuando así la ocasión lo amerite, pero también saber lidiar con las propias responsabilidades y con las derrotas cuando corresponda.
Un buen CEO brinda confianza a su equipo de trabajo y entiende que, a la larga, quien no arriesga, simplemente, no gana.
Compartir el conocimiento
Un gran CEO no es mezquino con lo que sabe. Formar y educar significa transmitir el conocimiento, dar oportunidades de desarrollo y de brillo profesional y personal, así como hacer una advertencia amistosa a tiempo. No se trata de que un CEO sea una especie de gurú o mentor, tanto como de entender que, en la medida en que su equipo de trabajo crezca, sus propias tareas de supervisión serán más ligeras y el crecimiento de la empresa será exponencial.
Esto, claro, significa que un buen CEO no se avergüenza de estudiar y de simplemente admitir que no sabe o que necesita un consejo.
Visión
Lo último que se espera de un CEO es que no sepa adónde va la empresa. Debe tener certezas y arraigo en la misión, visión y valores de la compañía, sin por ello resultar una especie de comisario empresarial. ¡Todo lo contrario! Se trata de una figura motivadora y que impulsará el crecimiento de la empresa.
Teniendo en cuenta estas cinco elementales característica de todo buen CEO, estará más que garantizado el éxito profesional y la inspiración de todos aquellos a tu alrededor.
Imagen principal: Mohamed Hassan · Pixabay