La historia de Grooveshark, que alcanzó los 35 millones de usuarios es también la historia del joven emprendedor Andrés Barreto, el colombiano que la fundó cuando tenía 18 años.
Había entrado a estudiar ingeniería en la Universidad La Florida, toda rodeada de pantanos. Como siempre fue mal estudiante, suspendió todas las materias de aquel primer semestre. Pero esto no lo amilanó y, junto con un par de amigos, Sam Tarantino y Josh Greenberg, creó un software que permitía descubrir, compartir y hacer listas musicales. Ese software era Grooveshark.
Un software aparecido después de Napster, pero mucho antes que Spotify. Un software que tuvo que enfrentarse a toda la industria discográfica en 6 duros años de juicio. Y perdió.
Pero el alma emprendedora de Barreto no se detuvo ante las dificultades. Viendo que la ingeniería no era lo suyo (aunque sin alejarse de ese mundo), y queriendo estudiar comunicación social (en la que no fue admitido), creó Pulso Social. Una plataforma periodística para visibilizar e impulsar el emprendimiento en América Latina.
Por supuesto, al ver el crecimiento del emprendimiento desarrolló también la firma de relaciones públicas SocialAtom, y después, para monetizar Pulso Social, también inventó Onswipe, una importante red publicitaria para tablets.
Emprender sin excusas
En temas de emprendimiento, Andres Barreto ha escuchado siempre tres tipos de excusas. La primera de ellas, dice en una entrevista en El Tiempo de Bogotá en 2014, que hace falta dinero. Y él comprobó que en empresas tecnológicas eso no era cierto cuando empezó con Grooveshark.
La segunda excusa es que no hay cultura emprendedora (en América Latina) y el recuerda entonces que sí pudo crear Grooveshark en Gainesville, una ciudad de 100.000 habitantes, rodeada de pantanos, era perfectamente posible crear empresas en Colombia, México y Argentina.
Y, por último, la tercera excusa con la que se solía encontrar al sur de Río Grande es que allí no había talento para crear empresas globales, lo que él considera completamente falso a raíz de su creación de SocialAtom, una empresa que se originó con desarrolladores mexicanos y diseñadores argentinos y colombianos.
En 2015 creo Socialatom Ventures, una firma que invierte capital semilla y acelera emprendimientos latinoamericanos de vocación global. A sus 30 años, las empresas que ha creado y en las que ha invertido suman más de 45. Lo gracioso es que, finalmente, estudió ciencias políticas.
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